Juguetes y sex-shops pasan por caja
Viernes, 12-12-08
MADRID. Mucho se ha hablado estos días del afán recaudor de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). La mecha de una noticia antigua (una multa por grabar una boda en Sevilla con un vídeo violando la intimidad de los invitados) ha provocado una explosión de informaciones sobre otros festejos acorralados por las deudas a las SGAE en concepto de derechos de autor por utilizar su música en festejos como Moros y Cristianos.
Otras, entre tanto, negocian su situación, como las Fallas de Valencia. Pero son muchas las actividades que pasan por la caja de la SGAE desde hace tiempo. Basta con asomarse a la página web de la entidad (www.sgae.es) para comprobar que la lista es larga, muy larga, y lícita pues si no no estaría expuesta a los ojos del público.
Desde los juguetes que reproducen algúna melodía musical a los sex-shops, pasando por piscinas, pensiones, colegios mayores, compañías ferroviarias, marítimas, competiciones deportivas y desfiles de modelos, todos ellos se encuentran reflejados en las tarifas de la SGAE. ¿Y cómo se pueden poner puertas al campo?, se preguntarán algunos. Es decir, cómo se cuantifican las cantidades a pagar por actividades de tan diversa naturaleza. Lo primero es diferenciar aquellos de comunicación pública, reproducción mecánica y radiodifusión y cable.
En el caso de los juguetes, enmarcados en el segundo apartados, la SGAE cobra el 2% sobre el precio de venta al detallista (a la tienda), con un mínimo de 0,1586 euros. Cantidad que es de suponer que el dueño del comercio devengará en el precio final del producto. Algo más complicado son los desfiles, como los ya mencionados de Moros y Cristianos, que dependerá del número de festeros: hasta 500 abonará la Junta de festeros correspondiente la cantidad de 425 euros (en 2004 era de 125 euros); y si superan los 7.501, deberán abonar 7.650 euros (frente a los 2.250 euros de 2004).
Ahoras que estamos a las puertas de la fiestas navideñas los oportuno es revisar lo que te tendrán que pagar los que organicen fiestas de fin de año. En este caso, la SGAE recaudará un 7% de los ingresos obtenidos por el organizador por la venta de entradas, «cotillones» y cuantos otros complementos, aún cuando sean opcionales, se ofrezcan al públicio asistente.
Los hoteles, bares, disco-bares ya han formado parte de la polémica mediática, pero más desconocido es el caché por un desfile de modelos en el que utilice reportorio musical, y que varía entre 91,13 euros y 182,32, dependiento de si el local donde se celebra es menor de 200 m cuadrados y supera los 501 metros cuadrados.
Los mítines políticos, ya sean de partidos que voten a favor del canon como que no lo hagan, tampoco se libran de pasar por caja. La cifra depende en este caso del número de habitantes de la población donde se celebre el acto: hasta 3.000, la factura sería de 36,46 euros; mientras que si son más de 15.000, ascendería a 72,93 euros. Los almacenes también deben pagar, por supuesto. Quién no se ha deleitado comprando al son de una melodía. Pues esto retribuye, y no sólo a la SGAE. Según algunos estudios, los locales que ponen música seducen a los compradores a permanecer más tiempo en la tienda y a realizar más gasto. SGAE no está dispuesta a que este lucro quede sólo en manos de una parte. Aquí, y también dependiendo de la superficie, la minuta puede variar de 6,36 euros a 145,85 euros. Otros locales como los sex-shops o de parecida naturaleza también pasan por caja. Y desde 2008, se suma el canon digital.

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